Pero, ¿qué es lo que hace tan especial este material?
La diversidad de formulaciones posibles convierten al PVC en un material muy versátil, permitiéndole adaptarse a aplicaciones y exigencias muy diversas.
Entre las múltiples características del PVC cabe destacar que:
- Es un material ligero y químicamente inerte e inocuo.
- Es fácil de transformar por su capacidad termoplástica. Al someterlo a una temperatura determinada permite moldearlo con facilidad y, al enfriarse, el PVC recupera su solidez y resistencia manteniendo el nuevo formato.
- Es un buen aislante acústico, eléctrico y térmico. Por ejemplo, ofrece hasta 3 veces más aislamiento térmico que las ventanas de aluminio.
- Es resistente al fuego y autoestinguible. Su composición molecular hace de él un material ignífugo, no propaga la llama, no gotea, se quema a temperaturas más elevadas que muchos materiales alternativos y, en condiciones normales, dejará de quemarse en cuanto se le retire la fuente de calor.
- Es un producto 100% reciclable por distintos métodos.
- Es un material muy duradero, resiste a la perfección la corrosión, las inclemencias del tiempo y la presión que sobre él ejerce el medio ambiente. Puede tener una vida útil de hasta 100 años.
- Su balance energético es positivo, ahorran más energía que la consumida en su fabricación, contribuyendo de esta forma aún más a reducir las emisiones de CO2 y a mitigar los efectos del cambio climático.
- Tiene una buena relación calidad/precio.
En definitiva, el PVC es adaptable, resistente, ligero, estable, rentable, con alto valor energético…
Las materias plásticas han fijado nuevas normas en la técnica de ventanas. Las continuas mejoras y un control de calidad eficiente han convertido a las ventanas de PVC en uno de los elementos de construcción más imprescindibles de nuestro tiempo.